La orientación al cliente es una actitud permanente por detectar y satisfacer las necesidades y prioridades de los clientes, tanto internos como externos. Cuando una organización está orientada al cliente cumple estos tres requisitos:
Conocemos las cualidades de los productos y servicios de la empresa.
Detectamos las necesidades y las prioridades de los clientes, buscando la mejor opción para satisfacerlas.
Comunicamos a los clientes los beneficios que le aportamos y medimos su satisfacción.
Son muchos los factores de los que depende la orientación al cliente, sin embargo, los más importantes son tener un método en técnica de venta, así como la empatía y sensibilidad del equipo humano de la empresa. Si nuestro equipo humano no se pone en la piel de nuestros clientes y tiene esa actitud permanente por detectar y satisfacer sus necesidades, no podremos decir que estamos orientados al cliente.