Kalman, un ejemplo de diferenciación en la gestión


KALMAN UN EJEMPLO DE DIFERENCIACIÓN EN LA GESTIÓN
Todo cambio importante es difícil y lleva tiempo.
Nada que haya sido importante en la historia se ha conseguido de un día para otro y uno de esos cambios que llevamos años viviendo, es el que afecta a la manera de entender la dirección de las personas.
Durante más de 2.000 años de historia, hemos conocido un estilo de dirección predominantemente autoritario, el ordeno y mando es lo que más ha funcionado. En cualquier relación jefe/a – colaborador/a, la figura importante que acaparaba el poder y el protagonismo era siempre el del mando.
Desde hace ya unos años, comenzó en Europa un movimiento que quería cambiar el modelo de relaciones y se empezó a hablar de “participación”.
Esa corriente terminó llegando a España y concretamente a Euskadi y afortunadamente la palabra “participación” poco a poco fue acaparando protagonismo mediático pero todavía hay que dar muchos pasos hasta que llegue a ser una realidad totalmente práctica y no tanto teórica. Este modelo aboga por la corresponsabilidad en la gestión y lejos de acaparar la atención en los mandos, quiere poner el foco en los equipos, o mejor dicho en cada una de las personas de la organización.
Son muchos los escépticos que siguen pensando que este modelo absolutamente deseable no se ha hecho en absoluto realidad en nuestro entorno.
A todos ellos queremos decirles que aunque queda mucho viaje por hacer, se trata de un escepticismo que no tiene bases sólidas y objetivas para seguir alimentándose.
Organizaciones e instituciones como la Diputación Foral de Gipuzkoa, o la Cámara de Gipuzkoa trabajan cada día por impulsar proyectos reales en empresas con nombre y apellido para apoyarles en este deseo de llevar a la práctica un cambio en su modelo de gestión.
En este caso, queremos resaltar uno de estos proyectos, el de una empresa de Elgoibar que todos aquellos que somos asiduos a la A8, vemos en lo alto de un pequeño cerro cada vez que pasamos por la zona. Su nombre es KALMAN y desde 1972 se dedican a dar servicio en el ámbito de la calderería.
Lo primero que te llama la atención cuando llegas allí es la cercanía, bondad y afán de mejora de su gente. Es la primera organización en la que al preguntar a todas su plantilla por cual es la principal orientación de la empresa, la casi totalidad de sus trabajadores y trabajadoras contestaron “las personas”.
Pero nosotros no creemos en la casualidad y sí en la causalidad. Cuando conoces a su gerente y a sus primeras espadas, todo cuadra.
Hace más de dos años, su gerencia comenzó un proceso basado en el empoderamiento individual que tenía por detrás una idea que nosotros también compartimos: “Cuanto más se conozca a sí misma una persona, cuanta más conciencia propia tenga de lo que es y de dónde quiere estar, cuanto más asuma su libertad y su responsabilidad, en este regalo que es la vida, más capaz será de ser feliz y plena, allí donde esté”.
Bajo este paraguas se dio la oportunidad de participar en este proyecto a toda la organización y como curiosidad diremos que el 80% de los valores que se identificaron como deseables y a la vez reconocidos como actuales para la organización coincidían con los valores personales.
Este proceso de autoconocimiento y autogestión genera preguntas a veces no fáciles de contestar y que siempre necesitan de valentía, pero el resultado suele ser mágico porque se suele vivir en cierta manera como una forma de volver a empezar.
Hemos visto a este equipo crecer y evolucionar en estos últimos años y su evolución además de servirnos como aprendizaje, nos sirve como revulsivo y motivación porque constata nuestra creencia de que creer e invertir en las personas siempre da resultado y funciona.
Por todo ello queremos primero dar a KALMAN las gracias por dejarnos ser parte de este viaje, pero además queremos que su ejemplo sirva para todos aquellos que todavía dudan. Cuando se cree de verdad en las personas, el cambio se produce, aunque jamás diremos que el viaje sea fácil.

Gracias a la Diputación de Gipuzkoa, a la Cámara y a Kalman por hacernos creer y además ver que otro modelo de gestión es posible.

Nerea Urcola Martiarena
Urcola: Formación y Consultoría