La “calidad” del personal, y en especial la de sus cuadros directivos, es hoy más que nunca un factor esencial en una política de renovación tecnológica, de mejora de la competitividad, así como para resolver la compleja problemática existente en nuestras empresas en la actualidad.
Por todo ello, es necesario contar con directivos debidamente preparados en los diversos frentes operativos: Técnico, comercial, organizativo, productivo, financiero, directivo y, por supuesto, en el de personal.
Una de las áreas en la que todo directivo debe ejercer un dominio cada vez más preciso es en la DIRECCIÓN DE PERSONAS, que incluye competencias tales como LIDERAZGO, TRABAJO EN EQUIPO, MOTIVACIÓN Y COMUNICACIÓN, materias de reconocido interés especialmente si se tiene en cuenta que una de las principales funciones de todo mando es la de dirigir con la mayor eficacia el equipo humano puesto a su cargo.
Por ello, en la actualidad, la formación y el entrenamiento en la gestión directiva es consustancial a todos los niveles de dirección de las escalas jerárquicas.
A tales efectos, hay que orientar la formación de DIRECCIÓN DE PERSONAS Y LIDERAZGO DE EQUIPOS DE TRABAJO, no como un medio de acuñar fórmulas y recetas aplicables de inmediato, sino como un substrato que preparar, orientar y dirigir los criterios de un buen hacer directivo con el fin de obtener los mejores rendimientos.