TRABAJO EN EQUIPO CON EL CLUB DE REMO DE SAN JUAN


¡Equipo! Durante un entrenamiento de remo alguien de la tripulación grita esa palabra y no hace falta decir nada más. En una trainera decir equipo es ir todos a una, es mantener una concentración máxima y prestar atención a todos los movimientos de nuestro cuerpo para asegurarnos de que estamos haciendo lo mejor para el bote: ¿Cómo van mis manos? ¿Qué postura tiene mi cuerpo? ¿Mi pala está entrando y saliendo exactamente como la del marca? (el marca es el remero más a popa y que marca el ritmo, de ahí su nombre).
Es una palabra mágica, tres sílabas que consiguen que una serie de pequeñas cosas vayan cambiando y se vayan ajustando a un objetivo común, la sincronía perfecta, el equilibrio constante, la velocidad máxima y ese ruido… bueno, llámale ruido o llámale música: todas las palas entrando y saliendo exactamente a la vez , todas las respiraciones acompasadas.
No nos engañemos, no siempre funciona la magia, hay veces que aunque todos lo intentamos no lo conseguimos: estamos cansados, las condiciones meteorológicas son adversas o simplemente hay miembros a los que les falta la pericia necesaria, pero lo intentamos!
¿Os imagináis que lo pudiésemos hacer en nuestras empresas? Abre la puerta de la oficina un compañero, grita ¡EQUIPO! y de repente todo el mundo empieza a prestar atención a todo lo que hace para conseguir que todo funcione como un reloj. Es tan irreal en la mayoría de las organizaciones que da risa sólo pensarlo, pero por otro lado, si funciona para una actividad que hacemos por amor al arte, ¿por qué no funciona en actividades en las que encima nos pagan? ¿Qué falta? o ¿Qué sobra?
Ahí van cuatro cosas que se me ocurren a mí:
• Falta una visión común, una visión que todos podamos compartir y de la que nos podamos sentir orgullosos.
• Falta un feedback más próximo e inmediato: cuando realizas un cambio mientras remas inmediatamente puedes ver las consecuencias y saber lo que está funcionando y lo que no.
• Falta convencimiento (muchas veces justificado) de que al igual que tú, el resto del equipo tiene el mismo objetivo y en la medida de lo posible hace el mismo esfuerzo.
• Falta pasión por el trabajo que realizas.
•Sobra ego y afán de protagonismo: en el remo no hay estrellas, todos tienen el mismo valor, todos ganan o todos pierden, o todos se cuelgan una medalla o no se la cuelga nadie.
Autor: Jaime Ros, HR Consultant & Executive Coach, Passionate Rower